La política, el poder y el coaching: lo que aprendimos con Juan Vera Gil
Creo que uno de mis grandes aciertos profesionales fue haber acompañado a Juan Vera en la producción, edición y publicación de su libro Articuladores de lo posible (2019). Ese proyecto editorial, además de abrirle un mundo de oportunidades al autor, me abrió a mí un universo de posibilidades como director editorial y consultor estratégico.
Hoy, a seis años de aquella publicación, desde EsaCosa seguimos trabajando en la producción de los contenidos de Juan Vera. Semana a semana, el equipo se junta con él para identificar cuál es el siguiente tema, cuál es la siguiente acción, cuál es el próximo mensaje y por qué.
Aunque el día a día de la dirección de contenidos está hoy en manos de Charlie, mi socio, sigo participando regularmente en la conversación estratégica. Mi vínculo con Juan, aunque menos cotidiano, sigue siendo cercano. Y con el tiempo hemos logrado una especie de simbiosis entre nuestros emprendimientos.
Sobre la articulación
El movimiento de Articuladores de lo posible que se fue formando es el resultado de un trabajo codo a codo con el autor. Y destaco, sobre todo, la disciplina impecable a la hora de sostener un hábito creativo. No exagero al decir que hemos tenido una reunión semanal durante seis años. Esa constancia construyó un vínculo hermoso, basado en la confianza, el respeto y la admiración mutua.
Gracias a ese trabajo, la comunidad ha ido creciendo de forma orgánica, a un ritmo saludable. El mensaje de Juan sigue llegando, como tiene que ser, a quienes están listos para recibirlo. Es un mensaje orientado a la ampliación de conciencia, sí, pero también cargado de una sensibilidad poética que invita a detenerse y reflexionar. Y esa sensibilidad impacta en el equipo de trabajo.
Juan me abrió las puertas a la ontología del lenguaje y, como buen articulador, me presentó a profesionales reconocidos de la disciplina del coaching con quienes también he tenido el placer de trabajar. En ese camino, fui reconociendo un dolor común en la industria: el coaching, además de no tener buena fama, está profundamente malinterpretado.
Por eso, no me sorprende tanto que, pese al trabajo impecable que ha hecho Juan Vera en la producción de contenidos, su rol haya sido malentendido en las noticias de la última semana —en la televisión, diarios, radio— presentándolo como asesor de la campaña política de Claudio Orrego. Claramente, todavía hay una gran parte de la sociedad que no comprende el alcance ni la esencia del coaching como disciplina. Porque Juan no es un asesor de campañas.
No soy un experto en coaching, pero después de haber trabajado en el primer libro con Juan y de haberme interiorizado en los detalles de su acompañamiento —particularmente en el ámbito de la política y el poder—, me queda claro que en este caso se está malinterpretando su quehacer.
Sobre el poder y la política
Trabajar con Juan no solo me permitió conocer más profundamente la práctica del coaching político, sino también revisar por completo mis ideas sobre la política y el poder.
Para Juan, el poder no se trata de imponer, controlar ni ganar. Se trata de la capacidad de hacer que las cosas ocurran, de articular posibilidades, de abrir caminos donde antes no los había.
Y la política no se reduce al juego electoral: es, ante todo, el arte de la convivencia, la práctica de decidir juntos cómo queremos vivir.
En uno de sus artículos Juan define que la política no es la lucha por el poder. Es la creación de condiciones de convivencia digna para todos. Que el poder no es algo que se tiene o se arrebata. Es algo que se ejerce, que se construye en la relación con otros.
Esa mirada transforma no solo el modo en que uno se relaciona con la política institucional, sino también con la vida cotidiana, con la convivencia, con los vínculos, con la posibilidad que tenemos por construir.
Juan suele transmitir la idea de que los quiebres —esas situaciones en que algo deja de funcionar, en lo personal o en lo colectivo— más que problemas a evitar, son oportunidades para generar sentido y dirección. Mi lectura es que en esos momentos límites se puede activar un verdadero poder: el de abrir nuevas oportunidades.
Sobre las oportunidades
Juan ha logrado construir una comunidad activa, internacional y al mismo tiempo cercana, integrada por profesionales de todos los sectores que se han visto claramente transformados por su inspiración. Personas que entienden que el trabajo de un coach no es decir qué hacer ni cómo hacerlo. Un coach no instruye, no dirige. Un coach acompaña procesos, genera espacios de reflexión, facilita conversaciones internas y colectivas, y hace preguntas difíciles. Su tarea es ayudar a que otros encuentren sus propias respuestas. Y lo hace con herramientas construidas desde la escucha y el respeto.
Juan ha dedicado décadas a perfeccionar esa práctica. Y como adelanté, tuve el privilegio de ayudarlo a plasmar su legado. Su trabajo ha impactado positivamente en instituciones, organizaciones públicas y privadas, y ha calado hondo en personas que ejercen roles de alta responsabilidad. Desde mi punto de vista, confundir el coaching con la asesoría política es no comprender la profundidad de este oficio. Y esta no es solo una situación particular de Juan Vera, sino parte de una conversación más amplia y todavía pendiente en la sociedad sobre el valor real del coaching profesional.
Estamos, evidentemente, ante un quiebre. Un quiebre que es al mismo tiempo una oportunidad de conversación, una oportunidad de escucha y de reflexión.
Por eso, si hay dudas sobre qué implica realmente ser coach político, sobre el arte de articular la cultura del encuentro, invito a conocer de primera mano el trabajo de Juan. A seguirlo, a leerlo, a escucharlo, a reflexionar y enriquecerse semana a semana con su trabajo. Juan Vera, además de ser un referente internacional en su disciplina, es un autor con un mensaje potente y necesario para la realidad política actual, un ejemplo de liderazgo sensible, con valores y principios sólidos, que le habla a quienes buscan aportar a un mundo más humano, más respetuoso y más consciente del otro como un legítimo otro.
Si esa es también tu búsqueda, jveragil.com puede ser un buen complemento o punto de partida.